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envozalta

Navidad

¿Quién dijo que la Navidad no existe? Sin duda fue el mismo estúpido que se cargó a todas las hadas del País de Nunca Jamás. Y es que, ¡a quién se le ocurre! Es algo que sabe todo el mundo. Que si no les prestas atención, tanto a las hadas como a los duendes, se mueren. Menudo trabajo les costó a los Niños Perdidos, capitaneados por ese muchacho andrógino que siempre grita: ¡Quiquiriquí! cuando está contento. Menos mal que, al final y después de mucho esfuerzo —de mucho agitar de nubes y de soplar la espuma de las olas—, entre todos consiguieron resucitar a las hadas. Y eso me temo que habrá que hacer con los descreídos que han intentado, sin éxito, una y otra vez asesinar a la pobre Navidad. Ella que no le hace daño a nadie, que aparece vestida de rojo y verde justo ahí, a la vuelta de la esquina y se enreda en las piernas de la gente mientras caminan a toda prisa para engañar al frío. Es la misma mujer que se esconde debajo de las mesas, durante las cenas, y logra arrancar sonrisas hasta del más cascarrabias. La que se cuelga de los mofletes de los niños para que tengan esas caritas sonrosadas y les brillen los ojos.

Ah, ¡ya sé quien debe de haber sido! Me refiero al malvado que quiere acabar con la pobre y anciana señora Navidad. Sin lugar a dudas será el maldito Consumismo. Ese patán vestido con bolsas de El Corte Inglés, taaaan estirado siempre y que sólo se preocupa de meterse en los bolsillos de los pobres y vaciarlos mientras les hace creer que así van a ser más felices. Por suerte, el ejército del Niño Perdido ya sabrá a quien me refiero y le van a dar su merecido a ese mequetrefe enclenque que no para de contar los billetes de su cartera. Estoy seguro de ello. Y si no lo sabe aún, se lo contaré esta noche, justo después de que me despierte con sus golpecitos en la ventana de mi habitación. Como lleva haciendo todas las noches desde que tengo memoria. Para contarme cómo ha vencido una vez más a los piratas en una lucha sin igual, y llenarme la cabeza con las historias de las sirenas y los indios, de los Rugientes y del bueno de Smee y de Tootles y de todos los exploradores embarcados en una nueva aventura. El mismo niño que no para de recordarme lo que fui y lo que nunca debo perder. Nunca Jamás. ¿Verdad que sí, Peter?

1 comentario

M. -

pst pst!!!

Ya estamos en Enero...