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Temblores

Temblores

Todos los que nacimos a principios de los 70's recordamos con una sonrisa en los labios a Michael J. Fox. Perdón, en realidad recordamos a Marty McFly, su personaje más popular gracias a la trilogía Regreso al futuro, de Robert Zemeckis. Fox lleva más de una década apartado de la gran pantalla y en televisión fue bastante reconocida su participación en la 'sitcom' Spin City: Loca Alcaldía, en la que participó entre 1996 y 2001. Pues bien, el hecho de que no hayan proliferado las apariciones del actor no se debe a que los productores le hayan cogido ojeriza, sino a que desde hace más de diez años Michael J. Fox padece la enfermedad de Parkinson. Por ello ha regresado a la pequeña pantalla, aunque su vuelta no ha estado exenta de polémica, supongo que muy a su pesar.

El tema es el siguiente, los demócratas están a favor de la experimentación con células madre y los republicanos en contra. Es la eterna dicotomía maniquea del bueno/malo. Unos se postulan a favor de la investigación (y la esperanza) y otros creen que el ser humano no puede jugar a ser Dios (si es que existe) y reniegan de toda práctica antinatural. Y en medio de todo este sarao se encuentra el bueno de Marty, ya que desde varios sectores le han llovido críticas. Uno de sus detractores ha sido el locutor Rush Limbaugh —decisivo artífice de la victoria de los republicanos en el Congreso en 1994, durante el mandato de Clinton— que ha acusado al actor de actuar en el anuncio. Las reacciones no se han hecho esperar y han tildado de «vergonzosas» las manifestaciones del periodista, para el que Fox está «explotando su enfermedad». Una enfermedad que lleva sufriendo más de 15 años.

Hay más famosos que han grabado anuncios para apoyar esta corriente de investigación, también hay otros que se niegan. Incluso hay republicanos que están a favor de la enmienda que fomenta el análisis, pero el tema de fondo es otro. ¿Quién es capaz de pensar que un enfermo, por muy actor que sea, es capaz de fingir unos temblores fruto de un tratamiento prolongado y una fase avanzada del mal? Y sólo se me ocurre una respuesta: alguien tan retorcido como para ser capaz de hacer lo mismo si se lo pidieran. Salvo que él no está enfermo... todavía.

Carné por puntos

Anoche toda la troupe al completo pudimos asistir a la inauguración oficial de La casa de las 42 pulgadas. Se trata de un edificio rehabilitado sito en la calle del gran escritor realista que recreó con brillante pluma los Episodios Nacionales. Y de uno de estos episodios es de lo que hoy se va a tratar aquí. No faltó nadie al ágape: los Triji-Trijis, alias Lezama que habían dejado reposando al heredero; laZamo, que dejaron a Teddy convaleciente con la Vaqui tras la afección pulmonar del primero; los m&m's, a punto de perder el carné por puntos después de su proclive aficción a los saraos nocturnos, los señores de plasma, por ende los anfitriones de la velada, el que suscribe y su santa y paciente mediamitad y, ya a los postres, la Santísima Trinidad (éste es nuevo, muchachos) hecha dúo, que no pudieron faltar a un compromiso previo e ineludible.


Una reunión que dio mucho de sí entre anécdotas y canapés, instrucciones de microondas, monos con maracas —si Machín levantara la cabeza o King Kong la bajara—, cervezas con y sin alcohol y excursiones al más puro estilo Julio Verne en Viaje al centro de la Tierra. Era la primera vez que mediamitad se rodeaba de todo el grupo al completo y creo que todos superamos la 'prueba' satisfactoriamente. La casa LCD, alias la de 42 pulgadas, alias «hay que levantar el parqué casi entero», alias «dónde coloco el abridor de la cocina», es un recinto acogedor que ya se va haciendo a la pareja de inquilinos. O estos a ella, que nunca se sabe. Pese a las dificultades de acceso, ya que se encuentra situada a miles de metros de altura, con rampas de más del 12% —que ni siquiera un ciclista asesorado por Eufemiano Fuentes podría soportar de un tirón—, no fue necesaria la asistencia del 112. Eso sí, se ha creado la plataforma 'Ponnos ascensor ya', en aras de una convivencia más fluida, martes de Champions y jornadas de play en pantalla de cine.

Y uno, y mira que pasa el tiempo y me repito como el ajo, no puede dejar de tener esa sensación cada vez que se reúne de los suyos. ¡Cómo no se va a querer a esta gente! Aunque a más de dos les peligre la patria potestad en beneficio de los abuelos. Y es que no se puede estar tanto tiempo sin juntarse, que en seguida nos vuela el tiempo. Mi problema de los últimos ocho meses, las manecillas corren más que el nuevo R26, uno de los pocos coches que no tiene problema de que le retiren puntos por exceso de velocidad. Pero eso es otra historia...

Agosto

Acabó de forma oficiosa el verano. Con él se llevó agosto, un mes que tradicionalmente no existe. Periódicos flacos, plazas de aparcamiento por doquier, asfalto exudando calor, el griterío de las piscinas, ausencia de colas en los supermercados... Agosto, en una palabra. Un mes que no existe, que nadie repará en él salvo que esté de vacaciones. Porque, si te toca trabajar en agosto estás deseando que pase pronto.
Hay gente que utilizaba este mes para escapar, para huir de la pegajosa rutina. Pero eso era antes. Ahora los días respiran calma. Pasan veloces, meteóricos; sin embargo, ahora hay un motivo para mirarle a los ojos a este mes que se acaba de ir, y sonreir. Y será así hasta el verano que viene.

8 años

Austria vive estos días convulsionada ante los últimos acontecimientos. Se trata del caso de Natascha Kampusch, la niña que ha permanecido 8 años secuestrada en un sótano. La pequeña tenía 10 años cuando su captor, Wolfgang Priklopil, la introdujo en su camioneta, en el mes de marzo de 1998. La adolescente logró liberarse ayer miércoles y pudo esconderse en el jardín de una casa en la localidad de Strasshof, al norte de Viena, cerca de la vivienda que se había convertido en su cárcel —y su hogar— durante este tiempo.

¿Qué tipo de vida le espera a partir de ahora a Natascha? Ésta es la pregunta del millón. Como es lógico, o eso dicen los que entienden de esto, se ha generado un vínculo emocional entre ella y su raptor —el famoso síndrome de Estocolmo—. Aunque él no podrá dar explicaciones de por qué la retuvo en un zulo de tres por cuatro metros. El hombre se suicidó arrojándose a las vías del tren y murió aplastado por un cercanías.

El monstruo se había dedicado a lo largo de todos estos años a ¿educar? a la joven y, no es que fuera un pigmalión del siglo XXI, a utilizarla como esclava sexual. Todos estos antecedentes no auguran una existencia tranquila para Natascha. En su mayoría de edad deberá enfrentarse a una existencia marcada por los abusos y la represión y tendrá que reestablecer sus vínculos emocionales con sus padres biológicos. Pero, ¿cómo? ¿Es posible reeducar a alguien que ha vivido un sinfín de penalidades con una absoluta privación de libertad?

Natascha dejó de ser una niña aquel día de marzo y hoy, de vuelta con sus padres, tiene por delante un camino tortuoso y trabado. Incomprensión, miedo, acoso mediático, preguntas y más preguntas. El fin de la inocencia conlleva un buen número de sinsabores para el común de los mortales, pero ¿de qué manera puede una niña tener una vida normal después de lo que ha vivido? Sin duda, lo único que ahora desea es recuperar la inocencia perdida, dormir y despertar creyendo que todo fue un mal sueño. Sin embargo, 8 años desfilarán noche tras noche en una pesadilla difícil de olvidar.

Lotería

Lotería

Anoche pensaba mientras dormía en la suerte que tenemos. Somos, y mis somnolientos pensamientos se dirigían en concreto a los seres vivos, y sólo por el mero hecho de existir ya debemos sentirnos afortunados. Es como ganar el sorteo de los euromillones de los espermatozoides. ¿Qué habría sido de nosotros si en vez de a nuestro colilargo gameto el portero del óvulo femenino hubiera dejado entrar a otro? Y así vamos, de carambola en carambola, de suerte en suerte y tiro porque me toca. Sufro de angustia existencial, por eso mi cabeza da vueltas como una lavadora en proceso de centrifugado. Al final, todas las conclusiones son positivas. No hay nada que reprocharle a la vida, quizá la fecha de caducidad. Pero como decía un escritor muy sabio, nuestra muerte es el único modo que tenemos de comprender la inmensidad de la creación. Es la única forma de disfrutar de un amanecer, o una puesta de sol. Sabernos finitos es lo que nos impulsa a luchar, a tener objetivos. Aunque, otras veces la propia levedad del ser nos lleve a menospreciar la vida y jugar con ella a una ruleta rusa continua. Una macraba lotería de la muerte.

Volver

Volver

Cuando uno no se ha marchado nunca del todo es difícil decir que ha vuelto. Sin embargo, a veces es mejor dejar que pase el tiempo para retomar todo con más ganas. O, tal vez no sea cuestión de ganas sino de fuerza. Comienza un nuevo mes, y con él otra nueva aventura. Ahora en un nuevo servidor, con un diseño que se irá adaptando poco a poco a lo que realmente quiero mostrar aquí. pero sin dejar de contar todas esas cosas que vivo —o creo vivir— cada día. Porque esta vida no es más que un cúmulo de pequeñas cosas que acaban conformando un todo. A veces inconexo, otras desmedido. Así somos los seres humanos, caóticos. ¿Por qué iba a ser yo diferente?