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envozalta

Luego existo

Ni en paz descansan

Resulta que en cierto recién inaugurado -y puntero- centro hospitalario castellano y leonés se les olvidó planificar la puesta en marcha de las cámaras frigoríficas para cadáveres. Como si ninguno de los pacientes fuese a tener el mal gusto de estirar la pata en un hospital de última generación. La situación alcanza tintes surrealistas cuando se conoce que los encargados de la sala de necropsia mantienen las ventanas abiertas para que el frío de enero conserve lo mejor posible el cuerpo del finado antes de que el servicio funerario se haga cargo de él. Pues eso, que algunos se empeñan en que no descansemos en vida y tampoco cuando nos llega la hora. Y es que los tiempos avanzan que son una barbaridad. ¿O no?

De la cálida Zahara a la gélida Rusia

De la cálida Zahara a la gélida Rusia

El poblado mundo de la canción de autor tiene un coto privado en el colectivo femenino. Cantantas, Aído dixit, como Tiza, Lantana, Rebequita Jiménez o las dos que nos ocupan: Zahara y Russian Red. La verdad es que la actuación que tengo más reciente es la de esta última, la madrileña Lourdes Hernández, quien tomó su nombre artístico del pintalabios que utiliza. Gracias al fenómeno myspace -y a youtube, no lo olvidemos- el primer álbum de Russian Red, I love your glasses, se ha convertido por méritos propios en una de las sorpresas del 2008. Un disco intimista, con armonías sugerentes jalonadas por una voz poderosa que brota a borbotones de un cuerpo frágil. ¡Quién lo diría al escucharla! Sin embargo, los halagos a la señorita Hernández se quedan aquí. Es más que correcta en directo, pero no engancha. Su halo de misterio, sus canciones en un perfecto y eufónico inglés y su aire de ’soylanuevaestrelladelaradio(3)’ sólo consiguen alejarla del público. Y eso que en una sala como el Café Teatro vallisoletano esto es casi imposible. Por cierto, ¿no se deberían plantear cambiar el nombre del sitio y llamarlo La Sauna?

La ’rusa’ llegada de los madriles -«uno de mis abuelos era de Valladolid», fue su único intento de contactar con el centenar de sufridos (y sudados) espectadores que la disfrutaron unos escasos 60 minutos sobre el escenario de La Sauna. Llegó -media hora tarde-, tocó y se marchó... Suena bien, canta mejor, pero su mayor éxito ha sido elegir su alter ego musical. Fría, gélida... Conociendo a la crítica, llegará lejos. Más allá del gulag, seguro.


Caso aparte es el de la granadina Zahara (¿es su nombre real?). Llegó, vio y venció justo una semana antes que su colega de cantautoría, de nuevo homenaje a la ministra. Diminuta, llena de gracia, armada con una guitarra de la que sacaba la rabia que a su garganta le faltaba, Zahara desgranó sobre el escenario un repertorio de soledades, dilemas, alegrías y tristezas regadas con humor a lo Faemino y Cansado entre canción y canción y endulzadas con lacasitos, corazones de fieltro y globos de colores por todo el escenario. Sin prisa, pese al calor (sí, lo adivinaste; Zahara también actuó en La Sauna) la granadina aguantó casi hora y media delante de otro batallón de valientes que pasaban de la lágrima a la carcajada movidos por una Alicia de provincias que ha logrado crear su propio país de las maravillas. Toda la calidez que regala Zahara le falta a Lourdes. Y a la hora de cantar, la de Granada no le va a la zaga a su colega madrileña. No en vano, Universal anuncia que le publicará un disco en breve. Ojalá para aquellos entonces no se hayan acabado los chistes, los lacasitos y los corazones entrelazados con los dedos al final de cada actuación.

 

 

 

La redención de la eterna promesa

El séptimo trabajo del madrileño Quique González lleva por sugerente -y profético- título, Avería y redención. Y tras disfrutarle en directo durante dos horas, cualquier persona con dos orejas a ambos lados de la cabeza debe certificar que el veterano cantautor (sic) ha dejado de lado el sambenito de eterna promesa del rock español para erigirse en un más que digno sucesor de sus admirados iconos del otro lado del océano (Petty, Paez, Earle, Buckley...). La gira en la que Quique, don Enrique a partir de ahora, se embarcó a finales del año pasado ha logrado redimir al eterno perdedor ante sus incondicionales y además -y no es moco de pavo- granjearse una pléyade de curiosos que acuden a sus conciertos atraídos por los ecos de su anterior trabajo en directo, Ajuste de cuentas. Todo esto sirve para que las vidas de unos y otros se crucen en uno de esos momentos místicos que sólo tienen explicación para aquellos que pudieron comprobarlos en carne propia. Aún así, merecen ser recordados, y he aquí el porqué de esta crónica.

Todo funcionó a la perfección (visita estelar de Pancho Varona y familia incluida), pero más allá de lo ensayado, también hubo lugar para la emoción sincera. Para el nudo en la garganta del tipo que le regaló una canción maldita al no menos maldito icono de la movida madrileña vía adaptación de un poema del granadino Luis García Montero . En este momento de la noche fue cuando don Enrique se mostró sin tapujos. Bromeó con Jacob -su bajista de toda la vida- y se terminó de meter al público en ese bolsillo plagado de trozos de servilletas y envoltorios de azucarillos en los que garrapatea su próxima venganza emocional ante esta vida de mierda que le (nos) ha tocado vivir.

Tan a gusto estaba, que no se quería ir. Ya había desgranado una docena de canciones de su séptimo trabajo cuando echó la vista atrás. Al principio se rió de su propia sombra: «Nunca lo hago, pero hoy he leído una reseña en el periódico en la que se refieren a mí como 'el veterano cantante'... Siempre había querido algo así». Pero después, este moderno Peter Pan del Rock & Roll, cosido a sus recuerdos por el hilo de la infinita infancia («Yo me libré porque nací en el 73»), se relamió el 'salitre' de sus labios («...Te conocí a la orilla del Pisuerga») para regalar a un repleto auditorio alguno de sus pequeños tesoros aún sin título («Estoy dudando entre dos...»). Un acto de exorcismo de sus propios fantasmas emocionales que, paradojas del destino, logra conectar con cientos de seres que lo observan agazapados en la penumbra.

Quizá por eso, y como colofón a una noche de ensueño, pedía don Enrique -en el último bis- una y otra vez que le encendieran las luces del auditorio. «Por favor, encended las luces. Quiero ver a la gente». Y de nuevo apareció Quique, el chico huidizo que pasa desapercibido cuando camina a tu lado, y se cruzó en nuestras vidas. Esta vez para quedarse.

 

 

Repaso al año que se va

2007 nos deja. Parece que fue ayer cuando pasábamos juntos nuestra primera Nochevieja a medias, eso sí, después de la medianoche.
Ahora, para bien, todo ha cambiado. Y no quereremos que los cambios afecten muchas más cosas que los últimos dígitos de cada año. Así que aquí viene el repaso a lo mejor del año que se va, para no volver. Lo bueno y lo malo quedan almacenados en el cajón de nuestra memoria. Algunas cosas durarán eternamente y otras, simple y llanamente, se irán para siempre.

Entre lo que permanece en nuestro recuerdo destacamos:

Mejor canción del año: R. - When your mind's made up - Once OST | M. No me acuerdo de olvidarte -Facto De la Fe y Las Flores Azules

Mejor disco del año: R. The Shepperd's Dog - Iron & Wine | M. 12 Segundos De Oscuridad - Jorge Drexler

Mejor película del año: R. y M. Once

Mejor mes del año: R. Agosto (entero) | M. Junio (juntos)

Qué lugar simboliza el año: R. La cocina | M. Gijón

Mejor concierto del año: R. Jorge Drexler | M. Fito y Fitipaldis

Esto no se para... Dale gas!

¿Cuántas veces conoces al amor de tu vida?

Felices 366 días. El nuevo año trae uno de regalo. Este es nuestro tesoro, la vida. No lo malgastéis, no hay más.

 

Aprendizaje

Casi dos meses después, aquí estoy de nuevo. Tengo tantas cosas que contar que no sé cómo, ni por dónde, empezar. He visto y sentido cosas que nunca pensé que podría llegar a descubrir. Me he reconciliado con la especie humana, o al menos con una parte de ella, y he aprendido mucho. Porque ése es el mayor regalo que me han deparado estos últimos días/semanas/meses. Siempre hay alguien, quien menos te lo esperas, que te enseña algo. Y cuando esas enseñanzas, esas 'lecciones de vida', provienen de personas que a priori lo tienen mucho más difícil que tú para ser felices en esta mierda de vida, entonces es cuando más cuenta te das de lo que realmente importa. Pero sobre todo, de quienes realmente importan.
 
Así que GRACIAS. Así, con mayúsculas por enseñarme a ver la vida con ojos de niño de nuevo. por permitirme desaprender a vuestro lado y por haberme conseguido hacer un poquito más persona de lo que era antes de viajar con vosotros a los Puertos Nuevos. Gracias a Alfre, a Ele, a Manu; gracias a M. (por llevarme de vacaciones) y a todo el Equipo G. Todo es muy fácil con personas así a mi lado. PERSONAS, auténitcos seres humanos que no dejan de impartir lecciones magistrales desde las 8.00 de la mañana.
 
¿Cuándo repetimos?
 
 

¡Suerte, maestro!

Ocurrió. Hace meses que se veía venir , pero ha sido un martes cualquiera de junio. Hoy a las 9.30 y con 69 almanaques a sus espaldas José Luis Cantero, El Fary, ha dejado este mundo. Quizá la noticia se puede tomar a broma, pero no es el caso. Ése insigne y polifacético cantante de tonadilla español (no es mío, es de F&C) ha dicho adiós y ha pasado a engrosar esa larga lista de personas que formaron parte de mi niñez, de mi juventud y de parte de mi incipiente madurez, a las que ya sólo podré acudir a través de mis recuerdos. Vaya con Dios, maestro.

 

 

 

Dedos cruzados

Ya lo contaba/cantaba el ínclito noi del Poble Sec, Joan Manuel Serrat, hoy puede ser un gran día... ¡Quién sabe! Mientras mis dedos corren nerviosos sobre las ajadas teclas de este ordenador, por mi cabeza desfilan a cámara lenta miles de imágenes entrecruzadas con sueños e ilusiones. Y parafraseando a Federico García Lorca, estoy lírico yo hoy, en su famoso Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías:

«A las siete de la tarde. Eran las siete en punto de la tarde».

Hasta entonces, sólo podemos cruzar los dedos...

Escritores en paro

Se dice, se comenta, se rumorea, que la prensa no pasa por su mejor momento . Tampoco los blogs, ese fenómeno que se puso de moda hace ya ¡dos años! Aunque sigue habiendo locos que escriben en ellos: tanto los blogs como los periódicos. Dentro de una década puede que nos encontremos con que la lista del paro la engrosan fallidos Pérez Revertes o Casciaris, por citar sólo dos ejemplos de personas sin especial talento que sí gozan del reconocimiento general. Y mientras, a la espera de tener dinero suficiente para montar una churrería, ya que los cibers tampoco dan dinero, uno sigue erre que erre. Incluso a intempestivas horas de la madrugada, verbigracia.

8 años

Austria vive estos días convulsionada ante los últimos acontecimientos. Se trata del caso de Natascha Kampusch, la niña que ha permanecido 8 años secuestrada en un sótano. La pequeña tenía 10 años cuando su captor, Wolfgang Priklopil, la introdujo en su camioneta, en el mes de marzo de 1998. La adolescente logró liberarse ayer miércoles y pudo esconderse en el jardín de una casa en la localidad de Strasshof, al norte de Viena, cerca de la vivienda que se había convertido en su cárcel —y su hogar— durante este tiempo.

¿Qué tipo de vida le espera a partir de ahora a Natascha? Ésta es la pregunta del millón. Como es lógico, o eso dicen los que entienden de esto, se ha generado un vínculo emocional entre ella y su raptor —el famoso síndrome de Estocolmo—. Aunque él no podrá dar explicaciones de por qué la retuvo en un zulo de tres por cuatro metros. El hombre se suicidó arrojándose a las vías del tren y murió aplastado por un cercanías.

El monstruo se había dedicado a lo largo de todos estos años a ¿educar? a la joven y, no es que fuera un pigmalión del siglo XXI, a utilizarla como esclava sexual. Todos estos antecedentes no auguran una existencia tranquila para Natascha. En su mayoría de edad deberá enfrentarse a una existencia marcada por los abusos y la represión y tendrá que reestablecer sus vínculos emocionales con sus padres biológicos. Pero, ¿cómo? ¿Es posible reeducar a alguien que ha vivido un sinfín de penalidades con una absoluta privación de libertad?

Natascha dejó de ser una niña aquel día de marzo y hoy, de vuelta con sus padres, tiene por delante un camino tortuoso y trabado. Incomprensión, miedo, acoso mediático, preguntas y más preguntas. El fin de la inocencia conlleva un buen número de sinsabores para el común de los mortales, pero ¿de qué manera puede una niña tener una vida normal después de lo que ha vivido? Sin duda, lo único que ahora desea es recuperar la inocencia perdida, dormir y despertar creyendo que todo fue un mal sueño. Sin embargo, 8 años desfilarán noche tras noche en una pesadilla difícil de olvidar.