Blogia
envozalta

Susurros

Impares

Siempre nos han acompañado a lo largo de nuestra vida. Sin saber ni por qué ni por qué no, ahí están. Mires donde mires te encuentras con ellos. Además, son capaces de despertar un inexplicable sentimiento de ternura. Quizá por el simple hecho de 'descuadrar' a los ojos de los ordenados espectadores de la realidad. Sin embargo, a veces, la realidad nos guiña un ojo —sólo uno, claro— para que nos demos cuenta de que ellos también tienen derecho a ser felices. Todo es cuestión de observar a nuestro a nuestro alrededor; están en los números de teléfono, en las matrículas de los coches, en los DNI... Incluso en los portales y en los números y letras de los pisos. Número 7, 1º E. No suena mal, ¿verdad?

 

 

 

 

 

 

Como Ángel Nieto

Como el zamorano, pero sin moto. Y pese a todo, con las mismas ganas de seguir quemando etapas y ver pasar delante de nosotros más banderas de cuadros. Hasta llegar, por fin, a la meta final. Ésa que rozamos con las yemas de los dedos.

«No quiero saber cuando me voy a divorciar sin haberme casado». Y ella le abrazó durante un segundo que se volvió eterno y ambos comprendieron que hay cosas que sólo pasan una vez en la vida. Y es ésta.

A felicidade

A felicidade
Un día, hace ya mucho tiempo, descubrí que no me gustaba mi cara al sonreir. Pasé muchos años sin mostrar mi felicidad, en las escasas ocasiones en que ésta se presentaba ante mí, hasta que de repente te conocí. Ahora he aprendido a ser feliz. Y a sonreir con los ojos.
Tristeza não tem fin, felicidade sim.

Once

Once son los jugadores de un equipo de fútbol, de uno cualquiera. No voy a entrar en el '(o)caso Ronaldo' ni en el 'toreo Becks'. Tampoco en el debate de la titularidad del 'Pibito' o la vuelta de 'Samu' a los entrenamientos. No. Este once no es el número de jugadores de un equipo de fútbol, ni el de apóstoles que no traicionaron a Jesús. Tampoco se refiere a ningún acertijo cabalístico, ni nada parecido. Once es tan sólo el tiempo que estamos juntos. Y digo tan sólo porque parece que todo empezó ayer. Que aquel viernes de madrugada sucedió la semana pasada o hace dos noches. Incluso hoy, cuando salgamos abrazados del cine, todo volverá a oler igual. Porque cada día es único y especial a tu lado. ¡Ya era hora! Por fin la felicidad encontró un huequito en el que acomodarse y ser ella misma. Ser feliz.

Carné por puntos

Anoche toda la troupe al completo pudimos asistir a la inauguración oficial de La casa de las 42 pulgadas. Se trata de un edificio rehabilitado sito en la calle del gran escritor realista que recreó con brillante pluma los Episodios Nacionales. Y de uno de estos episodios es de lo que hoy se va a tratar aquí. No faltó nadie al ágape: los Triji-Trijis, alias Lezama que habían dejado reposando al heredero; laZamo, que dejaron a Teddy convaleciente con la Vaqui tras la afección pulmonar del primero; los m&m's, a punto de perder el carné por puntos después de su proclive aficción a los saraos nocturnos, los señores de plasma, por ende los anfitriones de la velada, el que suscribe y su santa y paciente mediamitad y, ya a los postres, la Santísima Trinidad (éste es nuevo, muchachos) hecha dúo, que no pudieron faltar a un compromiso previo e ineludible.


Una reunión que dio mucho de sí entre anécdotas y canapés, instrucciones de microondas, monos con maracas —si Machín levantara la cabeza o King Kong la bajara—, cervezas con y sin alcohol y excursiones al más puro estilo Julio Verne en Viaje al centro de la Tierra. Era la primera vez que mediamitad se rodeaba de todo el grupo al completo y creo que todos superamos la 'prueba' satisfactoriamente. La casa LCD, alias la de 42 pulgadas, alias «hay que levantar el parqué casi entero», alias «dónde coloco el abridor de la cocina», es un recinto acogedor que ya se va haciendo a la pareja de inquilinos. O estos a ella, que nunca se sabe. Pese a las dificultades de acceso, ya que se encuentra situada a miles de metros de altura, con rampas de más del 12% —que ni siquiera un ciclista asesorado por Eufemiano Fuentes podría soportar de un tirón—, no fue necesaria la asistencia del 112. Eso sí, se ha creado la plataforma 'Ponnos ascensor ya', en aras de una convivencia más fluida, martes de Champions y jornadas de play en pantalla de cine.

Y uno, y mira que pasa el tiempo y me repito como el ajo, no puede dejar de tener esa sensación cada vez que se reúne de los suyos. ¡Cómo no se va a querer a esta gente! Aunque a más de dos les peligre la patria potestad en beneficio de los abuelos. Y es que no se puede estar tanto tiempo sin juntarse, que en seguida nos vuela el tiempo. Mi problema de los últimos ocho meses, las manecillas corren más que el nuevo R26, uno de los pocos coches que no tiene problema de que le retiren puntos por exceso de velocidad. Pero eso es otra historia...